viernes, 16 de julio de 2010

¿Imponer la monogamia o temer a la poligamia?

No me gustaría desatar deseos poligámicos de ningún tipo, sólo considero pertinente adiestrar las conductas sociales de tal modo que se conviva sin la necedad de posesión de la pareja cosificada. Se ha dicho constantemente que la fémina es quien exige u otorga, sea el caso, la imperatividad de la monogamia social, en la mayoría de los casos; si eso se da por la biología (ocultándose y exponiéndose íntimamente) puede retener a su hombre; pero si se debe a la sociedad -mayormente occidental- también existen pequeños ganchos que contengan los deseos innatos del hombre en este caso, tales como el matrimonio o incluso los hijos y su seguridad.
     Desde el punto anterior, la monogamia aporta menos promesas de amor y lealtad, y más promesas a futuro a diferencia de la poligamia que mantiene constante el flirteo y la necesidad del Poder en ambos géneros, así como explotación de los recursos sociales de cada quien. Sin embargo, y a diferencia del espacio privado (casa o alcoba) que es en dónde comúnmente se quiere mantener la retroalimentación con una sola pareja, es en la mayoría de los círculos sociales que el hombre teme, generalmente, que algún otro prospecto zambulla palabras en los oídos e irradie atributos a los ojos su pareja, y ésta termine por irse con "aquel".
     Dicho sea, las mujeres desean que el hombre permanezca junto con ellas y los hombres no permiten que la mujer se aleje de él, salvo las excepciones (que seguro debe haber algunas). Muy a pesar de los párrafos anteriores, lo importante reside en la posibilidad opuesta a la imposición o al temor y que provoca la exploración de la infidelidad; es decir, es muy probable que en algún punto de cualquier relación se exija, pero no se esté dispuesto el otorgar, sea por las razones que se quieran encontrar, empero la más común es imaginar un porvenir distinto y más próspero con la nueva persona, y si se piensa un poco en el antónimo social del temor pasando por su raíz, la inseguridad, podría estar seguro que es algún tipo de agresión, y con este concepto me refiero a la intención de causar algún daño, sea implosivo o explosivo.
     Una vez expuesto el hecho, las conductas y lo importante falta dar espacio a lo interesante y creo más adecuado hacerlo con una pregunta, ¿quién jala el gatillo que apunta hacia el flanco derecho, justo debajo del hombro izquierdo, y qué se pretende negando su existencia? Primero, no creo que algún integrante de la relación este sugestionado a injuriar a su co-"enamorado"; segundo, estoy seguro que todos están dispuestos a negar lo soporífero o lo aburrido; y tercero, somos seres accidentales, la mínima interacción ajena a nuestra condición modifica las percepciones. Por ende, asumo que la latente condición de ser accionados, sumada a la subyacente escisión social provocado por la monogamia y multiplicado por el deseo hedonista dan como resultado la mentira social que al final de cuentas es el sistema natural de la sociedad.; es decir, rechazar aquello que me haga "parecer" indecente y "aparentar" un estatus de persona bien.
     Después de todo, lo que en realidad genera tanto a la monogamia como a, su adyacente hermana, la poligamia es la vacuidad en la mente de las personas, lo que desencadena constantes ideas absurdas como el libertinaje o inmoralidad.